La culpa es como una piedra que vamos cargando a todos lados. Es una de las emociones que vibran más bajo y nos indica que hemos incumplido una de nuestras reglas o valores. La carga se hace tan pesada que hacemos de todo (incluso comer excesivamente, beber, tomar drogas, etc) para evitar sentirla.
La culpa existe para evitar que repitamos el mismo error dos veces. Cuando ésta se vuelve recurrente y se alarga en el tiempo, ya no solo te afecta a ti, sino a las personas que más quieres, tu pareja y tus hijos.
Recientemente estuvimos casi todos enfermos en casa, el único que se salvó fue mi esposo. El mayor suele ser fuerte como un roble y se enferma cada muerte de un obispo, pero esta vez le dio bien duro y una semana después sigue tosiendo por los rincones.
Después de haber estado 2 días sin fiebre, pero aún con tos, creímos con mi esposo que lo mejor era que regresara a la escuela. Mi hijo utilizó toda su artillería para desarmar nuestros argumentos, incluso llegó a decirme con voz muy firme: “Mamá, es una de las peores decisiones que has tomado en tu vida!!!”
Sus intentos por convencernos no tuvo éxito y finalmente fue a clase, pero luego me sentí fatal. Las palabras de mi hijo me habían hecho sentir culpable.
Al día siguiente la escuela estaba cerrada y no fue a clase, pero el miércoles decidí que se quedaría un día más en casa.
Cuando ocurren este tipo de situaciones suelo observar cómo es mi reacción y cómo reacciona mi esposo. Pareciera que la culpa a él ni lo salpicara, sin embargo de mi se apodera completamente. Probablemente porque pasé 12 años de mi vida yendo a escuela de monjas y ecuchando el típico “por mi culpa, por mi culpa, por mi GRAN culpa”.
Recuerdo que cuando teníamos misa, me gustaba ir solo porque formaba parte del coro. Cuando llegaba el momento de confesarnos era un suplicio. Tenía que ponerme a pensar qué había hecho mal en el último tiempo para que me dieran mi “castigo”. Al final terminaba siempre diciendo lo mismo, que me había peleado con mi hermana y que había dicho malas palabras, lo cual era cierto. Pero eso de estar buscando lo malo en mi para luego recibir un castigo es algo que he estado perpetuando a lo largo de toda mi vida.
En el libro “La sabiduría de las emociones”, su autor, Norberto Levy dice que “del mismo modo que las luces del tablero de mandos del automóvil se encienden e indican que ha subido la temperatura o queda poco combustible, cada emoción es una luz de tonalidad específica que se enciende e indica que existe un problema a resolver. El miedo, la ira, la culpa, la envidia, etc., son…señales, que alertan, acerca de un problema particular y su función es remitir a ese problema. Solemos creer que las emociones son el problema. Que el miedo, el enojo, la culpa, etc., son los problemas que nos acosan.” pero ellas son solamente las mensajeras.
¿Si viniera el hombre del correo a traerte una carta te enfadarías con él por traértela? Él solo es el mensajero, lo mismo pasa con las emociones. Tenemos que tratarlas como lo que son, nuestras aliadas. Son nuestras mejores amigas diciéndonos qué es lo que no va bien en nuestras vidas y qué tenemos que hacer para volver a sentirnos mejor.
Seguro si te pones a observar, en los últimos días, semanas o meses, has experimentado un sentimiento de culpa.
En mi caso lo he sentido por no dedicarle tiempo de calidad a mis hijos, por no dedicarle el tiempo que quisiera a mi trabajo… por no pasar mucho tiempo con mi esposo… ah!!! y también por no estar en los momentos importantes con mi familia de origen…obviamente por no hacer suficiente deporte y que no se me olvide la alimentación!!!
Dime, ¿por qué te sientes TÚ culpable ahora mismo?
- Por trabajar y dejar a mi hijo mucho tiempo en la Kita/escuela
- Por no poder compaginar mi vida familiar con la laboral
- Por haberme separado /por mi divorcio / por terminar mi relación
- Porque mis hijos no pueden disfrutar de mi familia de origen y viceversa
- Por no poder encargarme de mis papás cuando sean mayores por vivir fuera de mi país
- Por vivir en un lugar con más posibilidades que la gente de mi país
- Por tenerlo todo y aún así no sentirme feliz
- Por gastar el dinero que gana mi esposo ya que yo no trabajo actualmente
- Por no haber estado presente cuando falleció mi madre/padre/hermano/abuela/abuelo
- Por no querer tener contacto con mi madre/mi padre, me siento mala hija/mal hijo
- Por haber sido infiel / por engañar a mi pareja
- Porque mi pareja me ha engañado
- Por regañar y gritarle a mi hijo
- Por suspender/reprobar un examen
- Por dejar pasar una muy buena oportunidad de trabajo
- Por ser feliz
- Por algo que no hice
- Por no ser lo que esperaban mis padres de mi
- Por no haber estudiado lo que mi familia quería
- Por rehacer mi vida
- Por decir NO y poner límites
- Por la muerte de mi perro/gato
- Por descansar
- Por no traer dinero a casa
- Por no actuar
- Por tener depresión/ansiedad
- Por preocuparme por todo
- Por renunciar a mi trabajo
- Por vivir aplazando las cosas (procrastinar)
- Por todo lo que pasa
¿Cómo superar o liberarse de la culpa con la Intervención Estratégica?
Según la intervención estratégica podemos diferenciar entre sentir culpa porque hemos hecho algo que va en contra de nuestros valores (como robar o ser infiel por ejemplo) o sentir culpa porque alguien nos lo ha hecho sentir o directamente nos lo ha dicho. He tenido varias clientas que durante su infancia sus padres les han dicho que peleaban entre ellos por su culpa o que se sacrificaban por ellas. Esto genera un sentimiento de culpa terrible que arrastran durante toda su vida y luego llegan a ser adultas y se sienten culpables por todo.
También puede suceder que no lo lleguen a verbalizar pero con sus comportamientos el niño lo interpreta de esa manera y crece sintiéndose culpable.
¿Qué podemos hacer entonces si sentimos culpa?
En caso de que hayas hecho algo que va en contra de lo que para ti es importante necesitas perdonarte a ti misma/o y si no has hecho nada “incorrecto” entonces necesitas revisar tus valores y las reglas que has construido alrededor de ellos.
Lo que mantiene viva a la culpa es nuestra incapacidad de perdonarnos a nosotros mismos. Para mi la lealtad es un valor muy importante, y cuando he sentido que no he sido leal con alguien (o de alguna manera lo he traicionado) me ha costado muchísimo perdonarme a mi misma, así como me cuesta perdonar si siento que alguien ha sido desleal conmigo.
Sé que no es fácil hacerlo y sobre todo uno se pregunta, cómo va eso de perdonarse a si mismo. La buena noticia es que existe una terapia conversacional, llamada Intervención Estratégica, rápida y eficaz que puede ayudarte a perdonarte/perdonar y vivir en paz en una sola sesión. ¿No te parece genial que en tan solo un par de horas puedas liberarte para siempre de eso que llevas cargando desde hace tanto tiempo?
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