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Cómo convertir las amenazas en oportunidades

¿Cómo convertir las amenazas en oportunidades cuando se vive en el extranjero?

Llevo más de 4 años en contacto con muchas mujeres hispanohablantes en Alemania y te soy honesta, he leído pocas historias de reinvención profesional como la que te traigo el día de hoy.

Isadora, como leerás en su relato, es una mujer de „Reinvención profesional” constante. Ha pasado de estar encargada de la empresa de su familia a trabajar en la cocina de un restaurante cortando vegetales, hasta que luego logró adquirir el negocio. A partir de este momento no ha parado de emprender. Si quieres conocer tooooodos los detalles te invito a leer su historia que te aseguro será una verdadera inyección de motivación e inspiración para alcanzar tus metas en el extranjero. 

Nombre: Isadora Sánchez

País de Origen: Venezuela

País de Residencia: Alemania

Web: http://www.arktis-eiscafe.de

Contacto: isadora_sanchez@hotmail.com

Mi nombre es Isadora Sánchez, soy venezolana, graduada en Ingeniería industrial con especialización en mercadeo y formada en muchas otras áreas (entre las que figuran catering, gastronomía, eventos, finanzas, Bienes raíces, fiscal, contable, etc) a las que me llevó mi pasión desde muy joven por emprender. Para llegar hasta acá, el camino ha sido largo, algunas veces amargo, pero agradezco enormemente cada tramo del trayecto ya que me formó en la persona que soy y de la cual me siento orgullosa. Actualmente vivo en Hamburgo, Alemania con mi esposo y mi hijo de 4 años.

Mi experiencia en el exterior comienza en el año 2001 cuando con apenas 2 años de graduada y 1 de casada, encargada de las empresas de mi  familia, recibí amenazas de la guerrilla colombiana.

En esos días debido a la inestabilidad política y a la ineptitud del gobierno a cargo, la guerrilla colombiana azotaba a los estados limítrofes con Colombia extorsionando a los comerciantes de los cuales pretendía el pago de la vacuna.

Mi familia tenía una fábrica de plástico en una ciudad limitante a Colombia, y estando yo a cargo, debía visitar la fábrica varias veces a la semana, por lo cual no pasé inadvertida a los extorsionadores que no tardaron en hacerse oir a través de una carta donde nos solicitaban dinero (una mensualidad) a cambio de “protección”, explicando claramente que de no “colaborar” corría peligro de secuestro.

Inmediatamente mi padre me propuso salir del país mientras “se calmaban las cosas” y así, de la noche a la mañana, vendí todo (lo apenas comprado) y me fui con mi esposo (que no es el actual) a los Estados Unidos, confundida, asustada, triste de dejar atrás lo que estaba construyendo para empezar de cero en un país con un idioma diferente al mío, sin amigos, y con la esperanza puesta en la ayuda y guía que obtendría de una media hermana que ya vivía allá, esperanza que murió a los pocos días de llegar, ya que se nos fue dada la espalda.

Sabía que el regreso no sería pronto ya que las circunstancias políticas empeoraban día a día y eso animaba a los delincuentes a obrar a sus anchas. En efecto, eso fue solo el inicio del declive político, económico y social de Venezuela.

Así fue que decidí construir mi vida en un país que tenía mucho que ofrecerme pero en donde los obstáculos estaban a la orden del día, ya que no teniendo un capital, no conociendo el idioma, siendo ajena a la cultura y no teniendo contactos a quien acudir, parecía una batalla imposible, pero me propuse dar un paso a la vez.

“Empecé a trabajar en un restaurant en la cocina, cortando vegetales y preparando ensaladas, pero haciéndolo con dedicación y buen ánimo, cuidando de mi trabajo como si fuera mi propio negocio”

Mientras trabajaba empecé a estudiar, asistía diariamente a dos horas de inglés y en casa estudiaba otras tres horas, así que los frutos no tardaron en verse. 6 meses más tarde hacía también entregas a domicilio (lo cual me generaba propinas) y gozaba de la confianza de los dueños del restaurant quienes me daban tareas cada vez de más responsabilidad, aunque sí el sueldo seguía siendo el mismo.

Exactamente un año y dos meses después de iniciar a trabajar allí, los dueños del restaurant quienes deseaban expandirse hacia otro sector, ofrecieron venderme el restaurant, dándome un financiamiento muy beneficioso.
Comencé con una pequeña cuota inicial (que completé con la venta de mi auto en Venezuela que era el único bien que me quedaba), tenía muchísimo miedo (casi al punto del pánico), iba a empezar sin capital, en un negocio que estaba un poco decaído y desactualizado pero que por su ubicación yo sabía que podía dar mucho más.

Entonces me amarré los pantalones y le metí el pecho, los primeros meses fueron difíciles, trabajé muchísimo, y pasé algunos sacrificios, pero valió la pena. Logré levantar el negocio, mejoré la imagen, hice algunos cambios en el menú, conseguí mejores proveedores, actualicé el local e invertí en publicidad. Luego un año se empezaron a ver poco a poco los frutos, me sentí feliz y ese fue solo el inicio de mi vida como emprendedora en los Estados Unidos.

Después vinieron muchos otros proyectos algunos ligados o impulsados por el restaurante y otros completamente aparte, casi todos requirieron de formación adicional, y de hecho la mayoría fueron pensados después de tomar algún curso.

“Siempre he pensado que todo lo que se aprende se usa y soy adicta casi a estudiar y a formarme”

Y así inicialmente empecé ofreciendo catering, organizando eventos, vendiendo comida a las cafeterías de las escuelas, obtuve mi licencia de bienes raíces con la idea de conocer el negocio para invertir en propiedades de renta y terminé trabajando como agente y posteriormente broker.

Monté mi propia inmobiliaria en la que ofrecía también servicios de Home staging, también vendí seguros legales y terminé junto con otra socia ofreciendo servicios de contabilidad y preparación de impuestos, al final daba también asesoría financiera de manera gratuita e hice mucho voluntariado en diversas áreas.

Hacia el año 2008 me divorcié (divorcio feliz y sin drama) estaba muy próspera, feliz y me sentía completamente integrada a la sociedad, dominaba el idioma, tenía montones de amigos y una vida social plena (lo cual ha sido siempre importante para mi). Yo no me imaginaba viviendo en otro lugar, pero el destino actúa sin consultarte y me reencontró con mi primer amor, a quien había conocido 15 años antes.

Y así sin pensarlo mucho cerré todo, monté mis cosas en un contenedor rumbo a Europa, renté mis casas y me vine a Hamburgo a empezar de nuevo, de cero, con miedos, sin el idioma, sin los amigos (con 2 primas que afortunadamente viven acá) y sin entender la cultura e idiosincracia de este pueblo.

El cambio fue un schock, aún mayor de cuando me mudé a los Estados Unidos, supongo que porque yo era 11 años mayor.
Un año después de llegar a Alemania y sin aún aprender alemán, salí embarazada y los planes de aprender el idioma se pospusieron aún más. Ahora a 6 años de haber llegado, me falta aún mucho por aprender pero ya me puedo comunicar.

Tengo la fortuna de tener también un esposo emprendedor empedernido, juntos hemos desarrollado varios proyectos y yo sola también algunos otros, actualmente tenemos 3 negocios prósperos:

-Una heladería en Hamburgo, en la cual yo me encargo de la contabilidad, manejo de personal, desarrollo de nuevos productos (viabilidad) y desarrollo de imagen.

-Venta de árboles de navidad (en la temporada), en el cual yo solo me encargo de los documentos

-Exportación de autos usados alemanes hacia Italia y otros países de Europa, éste require más de mi atención por todo el papeleo y las restricciones gubernamentales.

Tres áreas completamente diferentes, en temporadas diferentes, que nos mantienen ocupados todo el año. A parte de eso estamos siempre haciendo otras pequeñas transacciones de compra-venta, con la mirada alerta para ver las oportunidades.

En este momento estoy acariciando mi nuevo proyecto, el estudio de mercado ya esta listo, estoy en la etapa de formación y certificación, voy lentamente por el poco tiempo con el que cuento, espero en este próximo año poder arrancar mi empresa donde ofreceré servicios de organización profesional (professional organizing) para ayudar a individuos y empresas a diseñar sistemas y procesos organizativos que mejoren la calidad de vida, aumentando la productividad y la efectividad. Es un concepto que puede ser aplicado a cualquier tarea, proceso o espacio, personal o corporativo.

“Me siento feliz, plena, aún con miedos, aunque si muchos menos, el camino ha sido largo, pero no me pesa, cada experiencia es un aprendizaje, no sé que me depara el futuro, pero si vienen más cambios, bienvenidos sean, y tendré que reinventarme de nuevo y seguir adelante.”

Si conoces a alguna mujer que haya emigrado y piensas que su historia podría servir de motivación e inspiración para otras mujeres que viven en el extranjero, escríbeme un correo a hola@carinaplanamente.com y me pondré en contacto con ella para traerla al blog.

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